Las comunidades se conforman y, naturalmente la nuestra no es la
excepción de diferentes tipos, social, mental, y hasta biológicamente
definidos, con caracteríscas particulares y propias.
Hay quienes viven en la sociedad con una actitud serena, tranquila,
casi fatalista, con el único y preciso objetivo de subsistir. Mejor si
ello se logra con el menor numero de problemas e inconvenientes
posibles.
Por el contrario existen otros ciudadanos que hacen de la consigna de
Goèthe:” La acción es la verdadera fiesta del hombre” su principal
motivo de existir. Son ellos los que llevan adelante cosas.
Los que promueven acciones transormandoras, los que dejan marcado
nítida y cabalmente su paso por la vida. Dentro de esta última
categoría de los realizadores, de los constructores, se observan dos
tipos diferenciados que más que opuestos o encontrados parecen ser
elementos de una misma especie con distintos grados de desarrollo.
Son los que marcan su esfuerzo y acción en favor de sí mismo y de su
familia y los que, sin descuidar lo propio, trascienden más allá del
límite generalmente egoísta de un núcleo familiar brindándose
generosamente a la sociedad en que están insertos.
Sin pretender una evaluación definitiva y absoluta es dable suponer
que este grupo de hombres, infelizmente bastante reducido, es el que
más importa y mayores beneficios concede a lo social y el que más
dinamiza la vida de los pueblos.
A el perteneció, por derecho propio, Hermenegildo López..
Permítaseme en estos momentos, una reflexión: por un fenomeno muy
particular, fuera de toda lógica y razón, casi todos los hombres que
han significado algo para Canelones son en su origen, ajenos al mismo,
es decir provienen de otros lugares. Injusto sería establecer nombres y
ejemplos.
Pareceria que esta serenidad, esta calma y placidez pueblerina, que a
todas costas y empeño nuestra ciudad se esfuerza en mantener, fuera un
factor limitante para los esfuerzos progresistas y la capacidad
constructiva de sus vecinos.
Ha sido, para ubicarnos en el ambiente, como un pial certero a la
audacia y empuje realizador. Por tanto, como no podría ser de otra
forma, Hermegildo López era hijo adoptivo de Canelones.
Había nacido en la séptima sección del departamento de Durazno, el 27
de Octubre de 1908. Hoy hace 100 años. Con poco más de 20 años en su
haber, llega a Canelones en los comienzos de la década del treinta
donde constituye y afinca una familia con cinco hijos.
Su espíritu realizador, clara inteligencia y una firme y decidida
vocación de trabajo lo ubica en el transporte de la leche, en 1934,
transladando el producto a la empresa COLE. (CONAPROLE es la
consecuencia fundacional de un proceso que se inicia con la legislación
de 1935).
En el orden laboral funda y desarrolla una empresa transportista que
tiene visos de heroísmo en virtud de los inconvenientes propios de la
época, fundamentalmente, la
escasa y deficiente caminería. El mantenimiento de las unidades se
realizaba casi artesanalmente, laborándose muchas veces hasta avanzada
la noche para poder cumplimentar las axigencias de un servicio que no
sabe de flaquezas ni admite postergaciones.
Recuerdo, claramente, ese trajinar incesante que se vivía. Día y
noche, frente a mi querida escuela “Tres Esquinas” a cuyas aulas
concurría.
La empresa, pese a todo, se fue consolidando.
Su espíritu progresista y asociativo lo lleva hacia la organización de
TRALE, entidad representativa y nucleadora del transporte lechero, de
significativa participación e importancia en el medio productor.
Pero eso no bastaba. No era todo la evolución comercial y la seguridad
de una familia que, aunque confiada al esfuerzo y trabajo permanente,
se proyectaba sin tropiezos.
Había llegado la hora de hacer algo por los demás.
Sus impulsos iniciales los vuelca al Sporting vieja y prestigiosa
institución del futbol local que supo de magnificos galardones, que
surge a la lucha, un domingo 10 de enero de 1932.
¿ Quién no recuerda la prestancia y bravura de aquella escuadra verde
donde alternaran los más calificados deportistas del medio local?
Andando el tiempo, su afán realizador logra el Campo de Deportes en
el “Parque Artigas” con una infraestructura apta y eficiente para las
prácticas deportivas.
Pero todo esto no alcanza. Su espíritu alentaba aún, con firmeza y
pasión, la idea de crear una entidad nativista como alero gaucho que
cobija, con tibieza de fogón familiar y la sinceridad y el afecto de
los buenos amigos.
Y he remarcado lo de “pasión” por que Hermenegildo López era un hombre
de sentir hondo, un hombre de apadrinar la idea generosa con el
elemento pasional que hace que las obras cuajen en realidades tangibles
y no se diluyen en retorica inutil e insustancial.
Se ha dicho con acierto:
“ La idea es el jinete y la pasión el caballo. La idea sin pasión,
carece de posibilidad de avance y se limita a comtenplar de lejos una
verdad que no puede inponer. La pasión, por el contrario, sin la idea,
es como un caballo desbocado que por sana que sea, corre locamente pero
no sabe a donde va. Hace falta pués, para seguir nuestro camino de
tradición y nacionalismo que el jinete monte a caballo y que la idea
encuentre pasiones intensas, en triunfo.”
Acompañado de buenos amigos, personas a las que tambien Canelones les
debe homenaje y reconocimiento, funda la “Sociedad Criolla Tradición
Oriental” en una modesta vivienda ubicada en la calle Hector Miranda
entre las de Treinta y Tres y José Batlle y Ordoñez. Eran esos
ciudadanos y corro el riesgo de imperdonable olvido, Don José
Saldonbide; José Ambrosio; Adhemar Bianchi; José Viña; Domingo Testa;
Roberto Pettinari, y otros.
Pero no se contentaba con formar una sociedad criolla un pleno casco
urbano,
alentaba la esperanza de un paisaje por que, como veremos, es factor trascendente e insustituiuble en el concepto de PATRIA. Por rara conincidencia, pensaba en un lugar especial, como el que describe Güiraldes en su inmortal obra “Don Segundo Sombra”, cuando comienza diciendo: “En las afueras del pueblo, a unas diez cuadras de la plaza céntrica, donde el puente viejo tiende sus arcos uniendo las quintas al campo tranquilo.” La quimera se hace realidad: en 1951 se logra comprar las casi dos hectáreas del hermoso terreno que en los ejidos de la ciudad tenía la familia Florio Amaro. Se escritura a nombre de Hermenegildo López, José Saldombide y Roberto Pettinari, Presidente Secretario y Tesorero de la institución. Al poco tiempo se consigue para iniciar las obras un prestamo, acordado por el Banco Hipotecario del Uruguay. ¿ Que animaba a este hombre práctico, sencillo y pragmatico, con claro y definido sentido empresarial alanzar al siempre duro y dificil enfrentamiento con la realidad la quimera de su sueño idealista, de un alero gaucho.? No fue sin duda la posibilidad emotiva y reconfortante de establecer un lugar para la evocación permanente de la patria en una actitud que es muchas veces, expresión serena y valedera pero tanto cómoda y pasiva. Ese sentimiento es plausible, pero no edificante. Buscó la evocación de la patria por el camino de cultivar su historia y tradición en el convencimiento de que esa manera contribuía en forma práctica a construir una sociedad mejor, comprometidos con su pasado pero esperanzados en el futuro. Y esa es muy buena forma, quizás una de las más auténticas maneras de hacer y servir a la patria. Aunque se trate de una apreciación simplista, a nivel casi estudiantil, es bueno establecer algunas precisiones sobre los conceptos de PUEBLO, NACION Y PATRIA. La idea de pueblo nos representa a un grupo humano, constituido por un número indererminado de individuos ligados entre sí por diversos vínculos: raza, lengua, usos, costumbres y una vaga conciencia de sentirse impulsados hacia un destino común. Para que surja la idea de nación, que es algo más que un pueblo, es necesario que agreguemos estos dos nuevos conceptos: a) una organización jurídico-politica y b) una unidad de marcha historica. Pués, es evidente que con sólo el ordenamiento jurídico y la unidad política no llegamos a conformar una nación. Es menester , es imprecindible, que exista una unidad de marcha histórica. Esto significa que el o los pueblos reunidos bajo un mismo ordenamiento jurídico y bajo un mismo sistema político deben tener la conciencia, la convicción, de que constituyen un conjunto unitario que debe marchar unido a lo largo de la historia en procura de un destino compartido, igual para todos. Pero para hablar de PATRIA, debemos tener presente un pasado común y hacer entrar en juego otro factor: el PAÍS.
Es muy sabida la enorme y trascendental influencia que ejerce el paisaje sobre el hombre. El ser se vincula emocional y afectivamente con su paisaje, ya que en el vive y de él vive. Siente su paisaje la expresión país deriva precisamente de este vocablo no sólo como aquella realidad natural que le sostiene sobre la vida, sino asimismo, como aquello que va transformando y creando. La Patria es también herencia; herencia espiritual. Es el sentirnos cada uno de nosotros producto de un proceso que ha venido gestándose en nuestra historia y como tal no podemos evitar el llevar nuestra historia como nosotros mismo, como parte de nuestro ser. La Patria es historia recibida y es tarea propusta y abierta a nuestro porvenir. El gran historiador, Fustel de Coulanges, ha dicho: “ Los hombres sienten en su corazón que forman un mismo pueblo cuando tienen una comunidad de ideas, de intereses, de afectos, de recuerdos, de esperanzas. Eso es lo que hace a la Patria. Por eso los hombres quieren caminar juntos, trabajar juntos, combatir juntos y vivir y morir unos por otros. La Patria, eso es lo que se ama.” Ese fue pués el sentir, de Hermenegildo López. La creación de una unidad de servicio al mas puro y franco de los ideales: el de la Patria. No con el animo meramente sentimental y emotivo, sino, como lo hemos dicho, procurando cultivar la historia y las tradiciones, como manifestación de civismo, de idealismo puro, de arraigo, de identificación cabal y total con el terruño que no es mera alegoría sino expresión de gratitud pero también compromiso de futuro. Hombres de hoy somos, pero sin neurosis de utopías políticas. Creemos que la fraternidad de la gente es obra del corazón , comprensión, nobleza, afecto sincero, sin que estorbe para lograrla particularidades de ética, racial o cultural. En el día de hoy celebramos el sentimiento permanente, su recuerdo y un obligado reconocimiento de los 100 años de su nacimiento de la enorme figura de Hermenegildo López. Las personas como Hermenegildo López no necesitan de una evocación triste y lastimera. Ello no se ajusta a su espíritu ni se encuadra dentro de lo que significo su paso por la vida. Como decía Don José Ortega y Gasset, en los comienzoz del siglo: “ No reduzcamos a los muertos a las obras que dejaron, esto es impio. Recojamos lo que aun queda de ellos en el aire y revivamos sus virtudes. Resucitemos a los muertos virtuosos, de entre los muertos.”. Convengamos entonces que la mejor expresión de homenaje será hacer grande su memoria . Así podremos darnos el gusto de evocarlo, en la realidad de su persona y espíritu: Altivo, enhiesto, sereno; montado a caballo con señorío y elegancia, proyectando su gallardo perfil más alla de la noche de los tiempos.
alentaba la esperanza de un paisaje por que, como veremos, es factor trascendente e insustituiuble en el concepto de PATRIA. Por rara conincidencia, pensaba en un lugar especial, como el que describe Güiraldes en su inmortal obra “Don Segundo Sombra”, cuando comienza diciendo: “En las afueras del pueblo, a unas diez cuadras de la plaza céntrica, donde el puente viejo tiende sus arcos uniendo las quintas al campo tranquilo.” La quimera se hace realidad: en 1951 se logra comprar las casi dos hectáreas del hermoso terreno que en los ejidos de la ciudad tenía la familia Florio Amaro. Se escritura a nombre de Hermenegildo López, José Saldombide y Roberto Pettinari, Presidente Secretario y Tesorero de la institución. Al poco tiempo se consigue para iniciar las obras un prestamo, acordado por el Banco Hipotecario del Uruguay. ¿ Que animaba a este hombre práctico, sencillo y pragmatico, con claro y definido sentido empresarial alanzar al siempre duro y dificil enfrentamiento con la realidad la quimera de su sueño idealista, de un alero gaucho.? No fue sin duda la posibilidad emotiva y reconfortante de establecer un lugar para la evocación permanente de la patria en una actitud que es muchas veces, expresión serena y valedera pero tanto cómoda y pasiva. Ese sentimiento es plausible, pero no edificante. Buscó la evocación de la patria por el camino de cultivar su historia y tradición en el convencimiento de que esa manera contribuía en forma práctica a construir una sociedad mejor, comprometidos con su pasado pero esperanzados en el futuro. Y esa es muy buena forma, quizás una de las más auténticas maneras de hacer y servir a la patria. Aunque se trate de una apreciación simplista, a nivel casi estudiantil, es bueno establecer algunas precisiones sobre los conceptos de PUEBLO, NACION Y PATRIA. La idea de pueblo nos representa a un grupo humano, constituido por un número indererminado de individuos ligados entre sí por diversos vínculos: raza, lengua, usos, costumbres y una vaga conciencia de sentirse impulsados hacia un destino común. Para que surja la idea de nación, que es algo más que un pueblo, es necesario que agreguemos estos dos nuevos conceptos: a) una organización jurídico-politica y b) una unidad de marcha historica. Pués, es evidente que con sólo el ordenamiento jurídico y la unidad política no llegamos a conformar una nación. Es menester , es imprecindible, que exista una unidad de marcha histórica. Esto significa que el o los pueblos reunidos bajo un mismo ordenamiento jurídico y bajo un mismo sistema político deben tener la conciencia, la convicción, de que constituyen un conjunto unitario que debe marchar unido a lo largo de la historia en procura de un destino compartido, igual para todos. Pero para hablar de PATRIA, debemos tener presente un pasado común y hacer entrar en juego otro factor: el PAÍS.
Es muy sabida la enorme y trascendental influencia que ejerce el paisaje sobre el hombre. El ser se vincula emocional y afectivamente con su paisaje, ya que en el vive y de él vive. Siente su paisaje la expresión país deriva precisamente de este vocablo no sólo como aquella realidad natural que le sostiene sobre la vida, sino asimismo, como aquello que va transformando y creando. La Patria es también herencia; herencia espiritual. Es el sentirnos cada uno de nosotros producto de un proceso que ha venido gestándose en nuestra historia y como tal no podemos evitar el llevar nuestra historia como nosotros mismo, como parte de nuestro ser. La Patria es historia recibida y es tarea propusta y abierta a nuestro porvenir. El gran historiador, Fustel de Coulanges, ha dicho: “ Los hombres sienten en su corazón que forman un mismo pueblo cuando tienen una comunidad de ideas, de intereses, de afectos, de recuerdos, de esperanzas. Eso es lo que hace a la Patria. Por eso los hombres quieren caminar juntos, trabajar juntos, combatir juntos y vivir y morir unos por otros. La Patria, eso es lo que se ama.” Ese fue pués el sentir, de Hermenegildo López. La creación de una unidad de servicio al mas puro y franco de los ideales: el de la Patria. No con el animo meramente sentimental y emotivo, sino, como lo hemos dicho, procurando cultivar la historia y las tradiciones, como manifestación de civismo, de idealismo puro, de arraigo, de identificación cabal y total con el terruño que no es mera alegoría sino expresión de gratitud pero también compromiso de futuro. Hombres de hoy somos, pero sin neurosis de utopías políticas. Creemos que la fraternidad de la gente es obra del corazón , comprensión, nobleza, afecto sincero, sin que estorbe para lograrla particularidades de ética, racial o cultural. En el día de hoy celebramos el sentimiento permanente, su recuerdo y un obligado reconocimiento de los 100 años de su nacimiento de la enorme figura de Hermenegildo López. Las personas como Hermenegildo López no necesitan de una evocación triste y lastimera. Ello no se ajusta a su espíritu ni se encuadra dentro de lo que significo su paso por la vida. Como decía Don José Ortega y Gasset, en los comienzoz del siglo: “ No reduzcamos a los muertos a las obras que dejaron, esto es impio. Recojamos lo que aun queda de ellos en el aire y revivamos sus virtudes. Resucitemos a los muertos virtuosos, de entre los muertos.”. Convengamos entonces que la mejor expresión de homenaje será hacer grande su memoria . Así podremos darnos el gusto de evocarlo, en la realidad de su persona y espíritu: Altivo, enhiesto, sereno; montado a caballo con señorío y elegancia, proyectando su gallardo perfil más alla de la noche de los tiempos.
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